A Barcelona le sienta muy bien la primavera. Tanto, que si piensas en una ciudad que lo tenga prácticamente todo de cara al buen tiempo… –azul de mar incluido, ¡claro!– esa es la capital condal. Y con esta carta de presentación, y esa invitación cada temporada a vibrar con lo último y lo mejor de Barcelona, uno de los mejores hoteles para sentir esa escena barcelonesa palpitando bajo tu piel es The Barcelona EDITION.
De ahí que este año, una vez más, sea finalista en los premios de Condé Nast Traveler. Ya le dimos el galardón el año de su inauguración al Mejor Nuevo Hotel de España pero vuelve a refrescarse y a dejarnos boquiabiertos. Porque este hotel boutique de lujo lifestyle en una ciudad como Barcelona, enclavado en el Born, a un tiro de piedra de la playa La Barceloneta y del Museo Picasso y la Catedral Gótica, eleva a la máxima expresión todos sus atributos.
Empezando por su espectacular terraza de la décima planta del hotel, acariciada por la brisa del mar que en estas fechas vuelve a convertirse en “El rooftop más deseado” con esas vistas nocturnas del inconfundible skyline barcelonés o el sofisticado Cabaret, en el sótano del hotel, para espíritus que adoran el baile y la atmósfera de club, inspirado en esa Barcelona de los años 70 y donde tendrás música en directo y reconocidos DJs de la escena local e internacional –por cierto con carta de cócteles y de aperitivos renovados–.
Pero vayamos por partes, porque cuando te explican que el padre de la familia de los hoteles EDITION es el gurú hotelero Ian Schrager –fundador también de Studio 54– empiezas a entender en qué vibraciones se mueve la poderosa energía creativa de este hotel y lees de otra forma su propuesta.
Y es que la nueva generación del lujo en el mundo de la hospitalidad, donde los hoteles EDITION han marcado un antes y un después, consiste precisamente en esto, en que desde el primer segundo en que pongas el pie adentro de The Barcelona EDITION formes parte de una escena impecablemente diseñada para ti, sin perder de vista la ciudad sobre la que se asienta el hotel y la personalidad de quien los firma.
Si por ejemplo el lobby lo entendemos como esa primera cita, aquí nada te resultará demasiado extravagante y moderno. Todo encaja, incluso esa suave banda sonora contemporánea que te acompaña mientras paseas envuelto por el aroma a té negro de la firma Le Labo diseñado en exclusiva para el hotel.
Pero el flechazo irá in crescendo, a cada paso. Te irás emocionando con cada uno de sus elementos: la espectacular escalera de acero y mármol blanco, la lámpara esférica azul diseñada por Eric Schmitt, que puede verse desde el exterior; el panel iluminado en tonos azul de Carlos Coronas, las maravillosas lámparas Bracelli diseñadas por Salvador Dalí y Jean-Michel Frank, las sillas de Christian Liaigre, la silla dorada Leda de Dalí o los taburetes Calvet de madera, obra de Gaudí que dan la bienvenida a los huéspedes… Todos generan por sí solos una experiencia estética que forma parte de este escenario maravilloso en el que estás alojado.
La sensación es como estar en el interior de una narración, de una obra de arte en la que Barcelona y su ADN de diseño, arte y vanguardia, el relato de esta deseada ciudad vibra en una alta frecuencia.
Y lo mismo sucede cuando decides zambullirte y bajar a tierra para probar alguno de los bocados de sus bares y restaurantes. Bar Veraz será todo lo que deseas. Desde el cercano mercado de Santa Caterina, con su famoso techo ondulado, llegan los mejores productos a este restaurante informal, en el que el chef Pedro Tassarolo –chef ejecutivo de The Barcelona EDITION– apuesta por una cocina de mercado, pura, sin florituras, con una carta apetecible de cabo a rabo, y sencillas mesas en las que disfrutar, rodeado por esos retratos en blanco y negro de artistas icónicos de la época: la Faraona, Salvador Dalí, Marisol o Carmen Amaya, entre otros muchos.
Pero si hablamos de artistas, Chema Madoz firma las obras de arte de las 100 espaciosas habitaciones, silenciosas y de cómodas camas cuyas sillas están inspiradas en Dalí y Gaudí, obra de Oscar Tusquets. Los baños están también pensados para el goce en todos los sentidos: son luminosos, espaciosos y los espejos dorados se han concebido como un homenaje al barroco español.
Aunque puestos a pedir habitación, no hay que privarse de la experiencia irrepetible de las Penthouses, con esos amplios ventanales desde el suelo al techo, con terrazas con vistas que al atardecer se iluminan con la luz de las velas y un interiorismo inspirador, que gira en torno a elementos con mucha presencia como el sillón azul Yves Klein diseñado por Gerrit Thomas Rietveld o las cerámicas inspiradas en las piezas cerámicas de Picasso.
Y si quieres vivir una experiencia diferente y “obligarte a salir de tu habitación”, prueba a adentrarte en el Punch Room, una coctelería clandestina de estilo speakeasy que sirve ponches de especialidad en poncheras vintage de plata. Aquí la protagonista es una mesa de billar que antiguamente fue una mesa de comedor rodeada de obras de Andrea Torres, joven artista catalana, entre otros elementos.
Eso sí, una vez que salgas de tu refugio, no querrás marcharte a tu habitación de nuevo sin sentir ese pálpito de la ciudad de Barcelona y su icónico skyline bajo tus pies. Para eso tendrás que dirigirte a la terraza de la azotea, The Roof, porque allí no solo caerás rendido al street food asiático de su cocina, a sus cócteles de autor, kombuchas caseras, zumos cold-pressed y brunchs de inspiración asiática, sino que sentirás la fuerza de esta ciudad y la sensación de haber acertado de lleno. Este es el hotel que buscabas.
También durante el día la pequeña piscina de agua salada, junto a las camas, se convertirá en tu rincón favorito. Porque volver de pasear una ciudad como esta, cuando las temperaturas comienzan a subir, y poder relajarte aquí hasta recuperar de nuevo el ritmo… es todo lo que pedimos a la Primavera.