LA VIDA ES UN ATARDECER DESDE LAS ISLAS CAIMáN

La vida es un refrescante chapuzón al alba, aún cuando nadie ha despertado. Es un tazón de cappuccino frente al mar. Es la brisa confortable que coquetea con tu melena en una navegación matutina. Es la deliciosa creación culinaria preparada por el chef Eric Ripert originario de Antibes (Francia). La vida es todo aquello que se nos escapa cuando no estamos persiguiendo atardeceres, cuando no estamos rindiendo homenaje al siempre apasionante y alucinante descubrimiento del mundo que nos rodea.

Que es… viajar, por supuesto. Viajar al otro lado del charco. Viajar al Caribe. Viajar a The Ritz-Carlton, Gran Caiman sea cual sea la temporada (porque el Caribe se muestra benevolente casi todo el año). Volver a viajar cuando se celebre el festival gastronómico Cayman Cookout. Viajar para disminuir las pulsaciones, y a la vez vivificarlas, viajar para que afloren las conexiones más intrínsecas y las emociones que duran toda una vida.

UNA SEMANA EN THE RITZ-CARLTON, GRAND CAYMAN

Idílicas postales casi escapan de mi retina durante el aterrizaje en Gran Caimán (la isla más grande y con mayor población del archipiélago británico). En el lapso de unos pocos segundos, un profundo reposo se transformó en un océano esculpido por la bucólica experimentación cromática de las aguas del Caribe. La expresión del mar aguardaba atenta con su magnífico abrazo que estaría dispuesto a entrelazar gastronomía con exploración y aventura.

Si no fuera por The Ritz-Carlton, Grand Cayman y sus coordenadas en una de las mejores playas del mundo, Seven Mile Beach, tal vez aquel escenario de ensoñación habría sido inmejorable. Tal vez aquel instante donde conseguí que la grandilocuencia de la vida no se me escapara habría quedado relegado a ello… un mero instante, único e irrepetible, pero instante al fin. Claro que en este caso no fue así. Porque si se trata del hotel que desde 2005 se encarga de elevar el lujo y la hospitalidad de la isla, los momentos se ven inmortalizados incesantemente, a toda hora, y en cada uno de los espacios renovados por el estudio de diseño Champalimaud Design en 2021.

Casi al alborear y frente a la desafiante tarea de distanciarme de la almohada más cómoda de todos los tiempos, la perpetuidad de los momentos no tardó en alcanzarme. Una habitación frente al mar Caribe (una de las 369 suites y habitaciones de distintas categorías). Un balcón para apreciar el amanecer rojizo entre la vegetación local, la colosal piscina del resort y el sosiego de las olas funcionando como perfecto equilibrio. Un desayuno respirando la calma y el aroma a Caribe.

Seguía sucediendo. Hitos únicos e irrepetibles se gestaban al caminar por su interminable pasillo convertido en galería de arte. Al toparme con el espacio dedicado al piano o con el vibrante y a la vez sofisticado lunch Silver Palm (posee ese nombre en homenaje a la palmera insignia de la isla). Al lanzarme al unísono del atardecer en las tumbonas frente al mar. En su spa donde te preparan con los tratamientos relajantes necesarios para embarcarte en una semana de aventura: kayak, lecciones de navegación, catamarán, triciclos acuáticos, un crucero privado de esnórquel en velaGran Caimán es de los mejores lugares para practicar esnórquel—, tenis y un campo de golf de nueve hoyos diseñado por Greg Norma.

¿Los días podrían resultar monótonos en el corazón de las Islas Caimán? Esa no es la sensación, porque The Ritz-Carlton, Grand Cayman torna acérrimo el sentimiento caribeño logrando que los días sean eternos al navegar hasta Stingray City y Starfish Point, al disponerse a revelar las tradiciones locales mediante una serie de actividades familiares, y en especial al probar los platos de los seis restaurantes que allí residen: Taikun (auténtico sushi), Andiamo (cocina italiana clásica), Saint June (sabores locales, creaciones inspiradas en Latinoamérica y cócteles frente al mar), Seven (concebido para desayunos y cenas informales), Silver Palm (bocadillos informales y el té de la tarde) y el mítico Blue por Eric Ripert (el restaurante AAA Five Diamond).

Aunque… no podemos negar que hay algo todavía más especial.

LA VIDA TAMBIÉN ES… EL FESTIVAL CULINARIO CAYMAN COOKOUT

Alejarse de la monotonía y dejarse sorprender por el festival gastronómico al que tienes que viajar al menos una vez en la vida conduce al deleite mejor conocido como Cayman Cookout. The Ritz-Carlton encapsula su visión de la isla en un singular evento que se celebra todos los meses de enero desde 2008. Y cuya historia está arraigada a su esencia, como así también al chef Eric Ripert, emblema en el ámbito culinario por Le Bernadin (tres estrellas Michelin, Nueva York).

“Cuando se firmó con Eric Ripert para el restaurante Blue, era la primera vez que The Ritz-Carlton firmaba un contrato para incorporar a un chef famoso como operador de un restaurante”, cuenta el gerente general, Marc Langevin, en entrevista con Condé Nast Traveler Spain.

Aquella puesta en marcha devino en otra de las razones por la que viajar a contemplar atardeceres en Gran Caimán: para que surjan ideas, alianzas, para permitir que hasta la inspiración más recóndita fluya.

“Hace poco más de 15 años estábamos sentados en las escalinatas del hotel, habían pasado las fiestas y estábamos bebiendo champán. Entonces dijimos: 'por qué no hacemos algo divertido para que la gente venga a disfrutar de Caimán, para que conozcan la isla, por qué no organizamos un festival de comida y vino. Así comenzamos”, menciona Ripert días antes de hacernos saber que la vida también es una cena en su restaurante Blue.

Así fue como de un primer Cayman Cookout que tuvo lugar allá por 2008 y contó con la presencia de Eric Ripert, José Andres y unos pocos chefs locales reunidos para agasajar a 100 personas, la 15º edición que se llevó a cabo en el mes de enero acogió 100 eventos, entre demostraciones de cocina, almuerzos personalizados por los chefs, degustaciones de bebidas, fiestas en la piscina y una barbecue al anochecer y descalzos a orillas del mar.

La celebración de 5 días de la cocina internacional y caribeña reunió en el epicentro de las experiencias a Eric Ripert (anfitrión), James Kent, Kristen Kish, José Andres, Emeril Lagasse, Enrique Olvera, Kuame Onwuachi, Angie Mar, Andrew Zimmern, Orlando Soto, Pano Karatassos, y los mixólogos Aldo Sohm, Charles Joly, y Tj Vong, además de Michael Kennedy, fundador y propietario de Vin Fraiche Wine Group, con bodegas en lugares como Napa, Toscana y Burdeos.

“Definitivamente es un evento único, me encanta el hecho de que Eric y The Ritz-Carlton reúnen a chefs de todo el mundo, que son los mejores en lo que hacen, y a su vez combinen el talento local de la isla”, dice Angie Mar, chef ejecutiva y propietaria de The Beatrice Inn y Les Trois Chevaux (Nueva York). Kristen Kish, ganadora de la temporada 10 de Top Chef y artífice de Arlo Grey (Austin), coincide en que la riqueza del Cayman Cookout es que aúne a chefs de la isla y a chefs de todo el mundo. Asimismo, destaca que “Eric consigue que organizar un evento sea fácil y cálido. Obviamente es uno de los mejores chefs del mundo. No podríamos tener un mejor anfitrión”.

Las conexiones parecen haber cubierto con su manto la idiosincrasia de la 15º edición del Cayman Cookout, porque además del hecho de que una parte de los visitantes vuelven a reunirse después de un año (estamos de acuerdo en que acudir una vez parece no ser suficiente), existen historias como la del chef mexicano Enrique Olvera, quien desde los comienzos ha sido un aficionado de Le Bernadin.

Le Bernadin fue el primer restaurante de estrellas Michelin en el que yo comí en mi vida. Cuando estaba en la escuela de cocina en Nueva York (The Culinary Institute of America), mi papá me fue a visitar y me dijo: ‘reserva en el restaurante que quieras’. En aquel entonces, en 1995, conseguí una mesa en Le Bernadin. Fue la primera vez que comía en un nivel tan alto de gastronomía, nunca había sentido algo tan bonito. Fue muy especial, porque a partir de allí me di cuenta que me gustaba la alta cocina, y me cambió la vida", asevera Olvera.

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Sabores que cambian la vida que conocemos…. de ello se trata el evento de The Ritz-Carlton, Grand Cayman que, aún con actividades de 500 personas, pequeños eventos de 20 personas, y comidas para 60 comensales, se inclina por mantener la intimidad y la informalidad de compartir un momento en la piscina, en el bar, o en las playas del Caribe junto a tu chef favorito.

Explorar junto al chef Enrique Olvera las diversas técnicas mientras se cocinan tacos y se conversa sobre los maíces como la columna vertebral de la gastronomía de México, reflexionar sobre las conexiones humanas en la demostración de inspiración italiana de la chef Kristen Kish, un almuerzo en el restaurante Seven junto al chef Alexander Plotkin de Nature's Fynd y NW Wine Company para probar combinaciones impensadas (todavía pienso en aquella ensalada de remolacha asada y cítricos), una navegación junto al viticultor Michael Kennedy de Component Vin de Fleurs Rosé y el chef Okan Kizilbayir, y, un brunch presentado por Moët & Chandon y Hublot al que quieres regresar cada domingo.

La cena de pasos con el sumiller de Le Bernardin, Aldo Sohm; Monica Dubar de The Ritz-Carlton, Gran Caiman; Michael Kennedy, viticultor del Grupo Vin Fraîche; y Nicola Picco, sumiller del restaurante local Aria, reveló el viaje culinario de un ceviche de vieiras por la chef Thais Rodriguez y un chuletón de cordero colorado por el chef Bernard Guillas.

El almuerzo de 4 tiempos de la chef Angie Mar con platos exclusivos de su restaurante que en parte fueron creados a partir de productos locales. Nadar con mantarrayas antes de degustar las estaciones gastronómicas y cócteles de Charles Joly a orillas del mar en Rum Point. Las inolvidables creaciones de Antonio Bachour y Valrhona Chocolate. La cena ‘Soulful Flavors of Italy’ con el chef Piero Premoli y aquella pasta de langosta gratinada, bechamel de cebollino, apio, parmigiano reggiano y ensalada de langosta (antes de un concierto de Goo Goo Dolls en la propiedad). Y la gran cena final orquestada en Blue por Eric Ripert, por supuesto.

El magnífico telón de fondo del The Ritz-Carlton, Grand Cayman es el memorable organizador y corazón del evento. Al conversar con Angie Mar, ella expresa que se enamoró de The Ritz-Carlton al hospedarse allí cuando era pequeña. “La hospitalidad ha sido abrumadora aquí”. A la vez que Kirsten Kish ahonda en la nobleza del equipo. "Poder volver a ver tantas caras conocidas con las que trabajamos el año pasado, todo el mundo nos cuida, y lo digo de corazón. Por supuesto, es una propiedad hermosa y lujosa, pero siento que sin la hospitalidad central y cómo te hace sentir la gente, no sería lo mismo".

Cierro los ojos, respiro, saboreo, y recuerdo Islas Caimán. Pienso que la próxima vez, en Cayman Cookout 2025, me uniré a volar en un jet privado junto al chef Eric Ripert o me animaré a bucear junto al chef José Andrés. Porque indudablemente hay emociones y novedades por las que volver a los atardeceres de las Islas Caimán.

“Siempre intentamos hacer lo mejor pero con chefs diferentes, siempre queremos tener un ambiente muy casual y muy íntimo. Quiero que la gente tenga nuevos amigos, que puedan compartir tiempo con sus chefs favoritos. La ubicación del hotel es magnífica, y sin The Ritz-Carlton, Grand Cayman no se podría hacer de la misma manera”, concluye Eric Ripert.

DATOS PRÁCTICOS CAYMAN COOKOUT 2025

The Ritz-Carlton, Grand Cayman ofrece el Paquete Cayman Cookout 2025 con una estadía mínima de cinco noches. El paquete incluye alojamiento, transporte ida y vuelta del aeropuerto en Gran Caimán, desayuno bufé diario para dos personas en el restaurante Seven y entradas para los eventos insignia del Cookout, incluyendo la recepción de bienvenida, Barefoot BBQ, Descubra Cayman, After Glow Celebration, Rum & Robusto y Finale Soirée. Tarifas por noche a partir de 2250 euros.

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