AROUCA (OPORTO): NATURALEZA Y RETIRO DE UNA REINA

Arouca, desde Oporto a algo menos de una hora, es uno de esos lugares que sabe recompensar a aquellos que deciden aventurarse a salir de los circuitos turísticos establecidos. Porque esta pequeña joya rural del interior portuguesa esconde secretos que desvelarán a todo aquel que la recorra sin prisa, saboreando cada paso por una villa asentada en un lugar que lleva siendo poblado desde los tiempos en los que los romanos conquistaron la Península Ibérica.

La vida en Arouca es relajada. Sin grandes pretensiones, pero feliz y libre del estrés de las grandes ciudades. Su gente pasea sin un rumbo aparente, entre alguna joya arquitectónica, guiada por el atractivo olor de los dulces que son horneados en las pequeñas tiendas cercanas a su importante monasterio. Y no lejos del centro de la villa, la naturaleza brilla con todo su esplendor en forma de montañas, ríos y bosques en los que apetece perderse sin remedio.

EL RETIRO DE LA REINA MAFALDA

Un buen punto de partida para comenzar nuestra exploración de Arouca es su monumento histórico más importante: el Monasterio de Arouca.

La modernidad que presenta la inmaculada zona de recepción de visitantes, nos hace poner en duda que ese imponente edificio fuera, en realidad, erigido en el siglo X. Más de un milenio de historia atesora un lugar que sirvió de morada a las integrantes de distintas órdenes religiosas, pero también a personalidades de la talla de la reina Mafalda, hija del rey Sancho I de Portugal.

Mafalda, a principios del siglo XIII, llegó a ser reina de Castilla durante un corto período de tiempo. Tras su regreso a Portugal, Sancho I donó el monasterio a su hija y lo eligió como morada, pasando a llevar una vida monástica centrada en ayudar a los demás. Fallecida en 1256, Mafalda fue beatificada en 1792. Se encuentra enterrada en Arouca, lugar al que perteneció en cuerpo y alma. En una de las salas del monasterio proyectan un original e ilustrativo vídeo –hecho con dibujos– que nos resume la vida de Mafalda.

Desde el punto de vista arquitectónico, el monasterio es conocido por su impresionante fachada barroca, sus ornamentados interiores y unos hermosos jardines, ubicados junto a un claustro gótico, por los que merece la pena pasear en silencio.

Los intrincados detalles del diseño del monasterio, incluidos los altares de piedra tallada y los coloridos azulejos, son realmente impresionantes.

GEOPARQUE DE AROUCA, UN VIAJE EN EL TIEMPO

Y si el Monasterio de Arouca nos invita a viajar en el tiempo, aún más lo hace una de las maravillas naturales que se halla en los alrededores de la villa: el Geoparque de Arouca. Ocupando una vasta superficie de unos 330 kilómetros cuadrados, este geoparque fue establecido con el propósito de preservar la gran cantidad de formaciones geológicas únicas, los fósiles de trilobites y los pueblos tradicionales que engloba la zona, además de fomentar un buen número de actividades para concienciar a los visitantes sobre la importancia natural e histórica del lugar.

Ver fotos: los 10 pueblos más bonitos de Portugal

Entre las más impactantes rarezas geológicas que encontraremos en el parque destacan las misteriosas piedras de nacimiento (Pedras Parideiras), donde nódulos de granito duro incrustados en rocas más blandas emergen como resultado de los procesos de erosión. Además, también alberga los trilobites fosilizados más grandes del mundo.

ACTIVIDADES DE AVENTURA EN LA NATURALEZA

El Geoparque de Arouca es un brezal escarpado rodeado por las montañas de las sierras de Freita, Montemuro y Arada. Los diversos ríos que atraviesan esta tierra ofrecen excelentes condiciones para diversas actividades, como barranquismo, piragüismo, kayak y montañismo (25 rutas repartidas en tres zonas de la Sierra de Freita).

Los rápidos del río Paiva ofrecen algunos de los mejores lugares de Portugal para practicar rafting y descensos en kayak. El agua baja aquí vivaz, rebelde y limpia, como recordando que tiene el derecho de saltar como quiera por esa tierra a la que lleva regando de vida durante largos siglos. Más sosegada, e igualmente bella, es la alternativa de recorrer las pasarelas de Paiva (‘Passadiços do Paiva’, en portugués). Se trata de un recorrido por una superficie hecha de tablones de madera, que zigzaguea en paralelo a la orilla izquierda del río Paiva a lo largo de 8 kilómetros, atravesando brezales y admirando paisajes espectaculares donde los bosques de eucaliptos comparten protagonismo con puentes antiguos y juguetonas cascadas.

El terreno repunta desde Espiunca hasta Areinho, pero se puede caminar en cualquier dirección. En general, es una ruta sencilla, apta para casi todo aquel que se halle medianamente en forma.

516, EL SEGUNDO PUENTE PEATONAL EN SUSPENSIÓN MÁS LARGO DEL MUNDO

Desde la pasarela se puede admirar otra maravilla incluida en el Geoparque de Arouca… En la primavera de 2021 se inauguró el que, por aquel entonces, fue catalogado como el puente colgante peatonal más largo del mundo.

Sin embargo, un año más tarde finalizaría la construcción del Sky Bridge 721, un puente colgante de 721 metros de largo, que se eleva 95 metros sobre el suelo y une las montañas checas de Orlické y Jeseniky.

Dejada la presión del récord atrás, la vida del 516 Arouca es más relajada e igualmente exitosa. Debemos cruzarlo sin prisa, observando el maravilloso paisaje que nos brinda. Unos escalofriantes 175 metros bajo nuestros pies, las aguas del río Paiva corren entre árboles y matorrales, labrando un bello cañón que lleva millones de años albergando vida.

PUEBLOS CON ENCANTO

Escondidos entre tanta belleza natural, se hallan varios diminutos pueblos que podemos visitar en un roadtrip –o en una ruta de senderismo– inolvidable por los alrededores de Arouca.

Es el caso de Paradinha, una aldea compuesta por antiguas casas de pizarra desde las que se escucha el rumor de las aguas del omnipresente río Paiva. Al visitarla durante el mes de agosto, podremos apreciar la belleza de la música en ese ambiente rural inmejorable, pues es la temporada en la que se ofrecen conciertos de música clásica en un programa conocido con el nombre de ‘Sonidos del Agua’.

Entre los picos montañosos, está escondido Cabreiros, un pueblo cuya historia se halla unida a la de la Orden de Malta. Y Canelas, Dando y Janarde son otras tres villas que mantienen esos rasgos en común: cuidadas terrazas de cultivo, un entorno natural envidiable y una calma que los convierte en lugares ideales para desconectar de todo y reencontrarnos con nosotros mismos y la naturaleza.

AROUCA, TIERRA DE DULCES

Regresamos a nuestro punto de inicio, pues a escasa distancia del Monasterio de Arouca, el joven emprendedor Jorge Bastos se ha empeñado en mantener la tradición repostera que lleva viva en su familia durante tres generaciones. En su pequeña Loja Dos Doces Conventuais de Aoruca, Jorge posee un equipo de reposteros que sigue elaborando dulces de la misma manera que lo hacía su tía abuela, quien era ahijada de una de las últimas monjas que habitaron el monasterio.

Estas le enseñaron todos sus secretos para preparar, entre otras muchas delicias, castañas dulces, rosquillas de almendra, morcillas dulces, pan de San Bernardo y ‘charutos’ de almendra.

En los días soleados, es casi un pecado no sentarse en la pequeña terraza que posee la tienda y dejarse llevar por esos sabores y texturas de otra época. Un dulce placer en un rincón perdido y tranquilo de Portugal.

Ver más artículos

SUSCRÍBETE AQUÍ a nuestra newsletter y recibe todas las novedades de Condé Nast Traveler #YoSoyTraveler

2024-04-23T11:17:26Z dg43tfdfdgfd