LOS RESTAURANTES DE ALICANTE QUE SUBEN, SE MANTIENEN Y BAJAN

Restaurantes que suben

ÑAM

Menú a 4 manos: 80 €

Sorpresa muy agradable en Guardamar. La apuesta por la buena cocina por parte de algunos de los hoteles españoles queda patente en este dueto de cocina actual, con guiños al producto de proximidad y al internacional si olvidar la cocina tradicional alicantina, tanto en el gastrobar como en su alter ego en el Hotel Meridional, el Restaurante El Jardín.

MENÚ A 4 MANOS

¿Y esto qué es? Dos cocineros en este caso, unen sus talentos y habilidades, 2 + 2 manos en el argot, para ofrecernos un menú, habitualmente con el concepto largo y estrecho, que nos permiten conocer y disfrutar de ambas cocinas.

Conocía desde años a uno de los grandes cocineros alicantinos, Nanín Pérez, ahora en el BARRAZERO BISTRÓ, que con otro joven y apasionado cocinero, como anfitrión Jorge Amores, nos hicieron disfrutar con cuatro snacks, 6 platos, 2 postres y los petit fours. Menú equilibrado, perfecto de ejecución y ritmo.

EL MENÚ

Alcachofa y tartar de buey (Ñam)

Coca de mollitas y anguila ahumada (Barrazero). Me gustó mucho.

Ortiguilla frita y wasabi (Ñam)

Tosta de anchoa, manzanilla y tomate cherry (Barrazero)

Espárrago blanco a la brasa, ecina de Wayú y escabeche de naranja (Ñam)

Tartar de bonito en salazón, corvina y gazpacho de tomates verdes (Barrazero)

Armónica de atún rojo a la brasa, demi glace de pichón y piñones (Ñam)

Dumpling de longaniza y anguila ahumada (Barrazero)

Bacalao, pisto magrebí y pil pil (Barrazero). Otro de los que más me gustaron.

Cabrito km0 a la royal, setas y trufa (Ñam), magnífico.

POSTRES

Fresas, cítricos y fondillón (Ñam) de 10.

Tiramisú con carajillo quemado (Barrazero), también magnífico.

Gominola de ñora (Ñam)

LOS VINOS

Vinos con alma, distintos, de la vecina Bullas (Murcia), de las Bodegas Hydria. 4, dos blancos y dos tintos. 4 Cuerdas. 4 Cuerdas barrica, ambos Macabeo. 7 Sostenidos (Monastrell, Garnacha, Syrah) y 12 Compases (Monastrell y Tempranillo). Y un lujo en los postres, un escasísimo, 100 botellas de 37 cl, hablo de memoria, de un magnífico moscatel naturalmente dulce, con una crianza de 5 años en pequeño tonel de 46 l que había contenido vino generoso de Jerez, , Intaglio, no a la venta, con diseño y dibujo del pintor Alberto Campo.

RESUMEN

Comida para recordar. El nivel alto de los cocineros, tanto Nanín, formado en La Escuela de Hostelería Hoffman y de Jorge, con largos periplos en Perú, incluido Gastón Acurio y su estudio de los productos precolombinos, me pareció destacable.

Como destacable es la amabilidad y profesionalidad, empezando por la propietaria, Margarita Rodríguez Selva, 50 años en el negocio, la sala, la comunicación, de la mano de Christine Mur... y el entorno, al lado del Mediterráneo. Por cierto, en la sobremesa podéis subir a su SKY Bar, donde tomar una copa viendo el mar desde una magnífica terraza escuchando música.

ADENDA

Obviamente, además de estos menús a 4 manos de los lunes, podemos comer muy bien en ÑAM. Con su reciente reconocimiento en la Guía Repsol, tiene una carta de temporada con platos como La causa de mejillones en escabeche, 14 €, El rodaballo a la brasa con pil pil y guisantes, 24 €, el postre Mascarpone, alcachofa y yuzu, 7 €...

 

Dos grandes y jóvenes Jorge Amores y Nanín Pérez

Ñam Gastrobar

Avenida Libertad 64

03140 Guardamar del Segura

Alicante

659 18 16 52 / 965 72 83 40

Se mantienen (de momento)

Alma, un ucraniano en Allicante

El típico "Borsch"

Hace años apenas sabíamos nada de Ucrania, a la que considerábamos una especie de apéndice federal soviético, dentro de la inmensa URSS, hoy reconvertida a la autocracia de Putin en forma de República zarista, pero últimamente lo estamos aprendiendo casi todo por mor de una desdichada guerra (¿Cuál no lo es?), retransmitirá en telediarios y tertulias minuto a minuto. Incluso, y gracias a familias enteras que, escapando del terror, asientan aquí su negocio restaurador, también empezamos a conocer su comida, por cierto, tan parecida a la del sur de Rusia para quienes hemos viajado algo, como a la centroeuropea de Rumanía, Polonia, la actual Bielorrusia o la de los países que limitan con el Mar Negro empezando por el antiguo Imperio Otomano.

Una de estas familias se ha instalado en un restaurante de nombre tan espiritual como “Alma”, estando al mando de los fogones Olga Seneushina, marmitona con experiencia en su país que repite lo grandes platos ucranianos sin ninguna concesión al gusto Mediterráneo, lo cual los autentifica verazmente. El yogur, como en otros países limítrofes de la zona, está presente en todos los platos para mezclarse o alternarse, por ejemplo, en sus famosísimas sopas, obviamente y por el clima, nunca tan calientes como se sirven en aquellos durísimos inviernos. La más conocida es la “borsch”, algo que aquí situaríamos entre una sopa espesa o un potaje a base de coliflor, remolacha judías, patatas, zanahoria cebolla picada y mucho tomate con algo de ajo, y por supuesto smetana (leche agria que son tan dados), carne hervida y troceada, acompañando el tazón unos bollos crujientes, y panceta salada que suelen alternar como nosotros lo hacemos con el pan. El propio comensal se hace sus mezclas según gustos.

Aligera después una tartaletas de queso dulce, u otro bollo de distinta textura en cuyo interior encontramos mermeladas de arándanos, frutos del bosque fresa, etc., incluso fuera en recipiente aparte una estupenda mermelada de tomate. La rochetta es queso originario que preparan con diferentes envolturas para después freírlo dejando una textura parecida a nuestras croquetas, si cabe algo más dura, pero muy interesante.

Por supuesto después pasamos a uno de sus platos más tradicionales dentro de aquella extensa zona geográfica como son los “golubci”, hojas de repollo en las que se envuelve carne muy picada y arroz, además de la consabida leche agria, pero en esta ocasión un punto picante, supongo que para darle alegría a un plato que resulta algo insulso.

Finalizando con su no menos célebre pollo frito de Kiev con puré de patatas ¿Cómo no?, cuya capa suele ser más consistente que la de cualquiera de nuestras masas para freír, incluso es costumbre eslava tomar lo por separado. Como postre recomendamos la tarta de miel que también tiene algo de espartana, aunque con el toque sudamericano del cacao, leche condensada y azúcar no apta para diabéticos; nos gustaron más los bollos con cerezas.

Escueta embebidas apenas 2 marcas de cerveza española y algún que otro vino, pero no encontramos los típicos vodkas, o los más puristas en fermentación de frutas como la varenukha, nalyvka, el spotykach y la medovukha, de los que presume el propio Estado ucraniano en su página web.

En definitiva, toda una experiencia, aunque le falta recorrido, apenas llevan abiertos una semana. El servicio impecable cuando dominen el español y poco más que añadir salvo desearles suerte a quienes vienen del infierno y con quienes debemos ser solidarios.

Restaurante Alma

Calle Alemania 18

Teléf. 604 994 294

Precio medio 15 a 30 €

Cierra los domingos

Restaurantes que bajan

Las franquicias, y no queremos empezar a citar porque nos llevaría páginas de vituperio. Pero últimamente, y siempre forzados por la descendencia menuda, hemos acudido a varias de reconocido nombre publicitario, que no prestigio gastronómico, cuyos calificativos pueden situarse entre el malo-malísimo, pobre-paupérrimo. Si pides una hamburguesa te la sirven en el punto que le sale de las narices o de la prensa a un cocinero estresado, las salsas son todas de bote como si no supieran ejecutarlas o se perdiese demasiado tiempo, y el tomate y las lechugas no sabemos si han pasado los controles de calidad de una lonja. Y ya cuando se trata de pizzerías, no encontraríamos a ningún italiano medianamente gourmet, incluso gourmand capaz de hincarle el diente a esas suelas de pasta insípida que ven el horno de reojo, mientras la adornan puñados de “cosas”, no quesos, etc. echados al tuntún de su glorioso nombre americano: “fast food”. Para que hablar del cerdito caliente, perdón “perrito” tan insípido como indigesto en 2 bocados, y tanto hamburguesas como salchichas acompañadas de unas patatas, se supone que fritas, pero desconocemos la grasa-combustible, aunque no es difícil imaginar su mixtura y añadidos.

Lo único divertido es la jovialidad de un público juvenil al que probablemente todavía no han enseñado a comer como mandan las reglas de la gastronomía más elemental. Quizás tampoco hayan echado cuentas, ni comparadas facturas, con restaurantes y bares donde se sirve por el minino o menor precio una comida, tapeos incluidos, sabrosos, desde la cocina típica hasta la cocina de autor, pasando por los arroces que también se sirven en porciones pequeñas, amén del vino por copas o un muestrario cervecero con suficientes referencias.

Darse una vuelta, pongamos por caso cualquier sábado en las cercanías de nuestros mercados municipales; pasear degustando por calles como Castaños y aledaños; la Plaza de Gabriel Miró; calle Quintana, recorrer la playa de San Juan…, incluso visitar esos barrios que sólo conocemos por plano, puede resultar muy gratificante para los 5 sentidos, amén de que en la variedad suele estar el gusto y podemos ser unos magníficos anfitriones para quien desconozca nuestro alto nivel restaurador desde el más recóndito malito, a los novísimos y novísimas de la alta cocina, arroceros y precisos asadores tanto en carnes como en pescados frescos. ¿Empezamos con habas frescas y un buen surtido de salazones?

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