LOS 40 AñOS DE PELíCULAS BAJO LAS ESTRELLAS CON SABOR FAMILIAR EN EL PARQUE DE LA BOMBILLA: "LOS TURISTAS SE SORPRENDíAN DE VER CINE EN ALEMáN O RUSO"

El cine de verano de La Bombilla celebra 40 años bajo la batuta de Rita Sonlleva y David Lluesma.

En el corazón de Madrid, el Parque de la Bombilla se convierte cada verano en una celebración del séptimo arte. Fescinal, el festival de cine al aire libre ha sido una tradición ininterrumpida durante 40 años. Este año, la celebración es aún más especial, no solo por la cifra que conmemora, sino también por la dedicación y el amor que Rita Sonlleva y David Lluesma, madre e hijo, han vertido en este proyecto, convirtiéndolo en un evento especial de la ciudad.

"Nacimos junto con lo que es la actividad Veranos de la Villa, en el año 1984. La idea fue de mis padres, y de Enrique Tierno Galván, el alcalde en aquel momento, que creó ese ciclo cultural y quería hacer una actividad que tuviera algo de cine. Mis padres llevaban IMAFI en ese entonces, que era un festival internacional de cine al nivel de Sitges o Cannes. Entonces, Enrique Tierno Galván habló con ellos para hacer algo parecido, pero solo para verano. De ahí nació Fescinal, que son las siglas de Festival de Cine al Aire Libre", explica Rita, al frente de este negocio desde sus inicios.

Porque este cine tiene detrás y se sustente fundamentalmente sobre el alma familiar. Rita, con su pasión, ha sido la precursora y la columna vertebral desde sus inicios y sigue al pie del cañón cuatro décadas después. David, que ahora ejerce como gerente además de hijo, ha aportado su energía y nuevas ideas, una perspectiva fresca que ha permitido al festival mantenerse relevante y atractivo para las nuevas generaciones. Juntos, han formado para que el cine de verano siga siendo una referencia madrileña en su 40 aniversario.

"Empezamos en el Parque del Retiro, estuvimos tres o cuatro años, luego estuvimos un par en el Templo de Debod, luego nos fuimos a Las Ventas y desde 1994 estamos aquí en el Parque de la Bombilla y cumplimos 30 años en este espacio. Empezamos el último fin de semana de junio y terminamos el primero de septiembre", explica el hijo.

El Parque de la Bombilla, con su frondosa vegetación y ambiente relajado, en pleno pulmón verde de Moncloa, es el escenario perfecto para este cine de verano. Lejos del bullicio del centro de la ciudad, escoltado por el Parque del Oeste, pero lo suficientemente accesible para todos, se transforma cada verano en un oasis cultural. Pero este festival no sólo se limita a las proyecciones sino que también organiza actividades paralelas como coloquios con directores y actores, talleres de cine para niños y adultos y concursos.

"Tenemos coloquios con directores de cine español, los martes hacemos lo que se llama cine caliente, que son monólogos sobre la película; los lunes los utilizamos para meter cine en versión original y cine de autor; los jueves este año hacemos 'Los clásicos de Rita' en los que gracias al 40 aniversario rescatamos las películas del año que empezamos, 1984, y los fines de semana los usamos para cine más comercial y de estreno", explica David Lluesma.

Ahí es cuando Rita hace memoria y relata a GRANMADRID los primeros años de este cine de verano: "Poníamos versiones originales, venían los turistas, los hoteles estaban llenos e incluso nos pedían la programación para poder ofrecérsela a las personas que se hospedaban en los mismos, se quedaban asombrados de poder ver una película en alemán, en inglés o en ruso".

Además el cine de verano ofrece una experiencia que difiere totalmente de la de los cines que pueblan, aunque cada vez menos, las calles de las ciudades. "Con los cines convencionales no tenemos rivalidad porque realmente somos algo muy diferente. El cine de verano atrae mucho por la nostalgia que todo el mundo tiene de haber ido de pequeño a uno y de volver con sus hijos ahora. Nosotros vivimos un poco de esa nostalgia, de ese toque vintage, que es lo que funciona", explica Rita.

Por eso Fescinal es un evento para todos, con una programación que incluye películas para los más pequeños, sesiones especiales para jóvenes y adultos y entradas entre un euro y medio y ocho que han convertido este espacio en un punto de encuentro para familias, grupos de amigos y cinéfilos de todas las edades. "Es un planazo para venir con niños porque ya han terminado el cole, es algo más informal y especial. Espero que a nuestras hijas se les quede en la memoria y en un futuro ellas repitan. Porque ahora, la verdad que con Netflix y el resto de plataformas digitales ir al cine ha perdido esa chispa especial", explica María Vallejo, que asiste en familia a una de las sesiones que han preparado este verano.

Además de la proyección de dos películas diferentes a la vez, algo impensable en los inicios, este cine de verano ha conseguido con su tecnología que ambas salas -la grande con capacidad para 900 personas y la pequeña que puede acoger a 600- se puedan proyectar al mismo tiempo sin que se mezcle el sonido de ambas películas. Y, por si fuera poco, este espacio ofrece una experiencia completa con servicios de restauración en el recinto. Así los asistentes pueden disfrutar de una cena o unos aperitivos mientras ven la película, lo que convierte cada noche en una experiencia completa.

"Es barato, es un buen plan e Indiana Jones es un peliculón", dice Álvaro Páez a la espera de que Harrison Ford aparezca por la pantalla. "Es algo distinto, en verano apetece estar al aire libre y es un plan con amigos para un día entre diario. Además de que el cine convencional es más caro", agrega Sandra Cañizares.

Más allá del precio, el ambiente familiar que le aportan los dueños es otro condicionante para que los madrileños se acerquen a La Bombilla. Porque si algo les gusta a Rita y David es la interacción con sus clientes. "Yo lo que más tengo que agradecer a esta actividad es la gente, cómo se portan, en 40 años con la cantidad de gente que viene nunca hemos tenido ninguna queja".

Con el paso de los años, esta madre y este hijo también han ido ahondando en la inclusividad de este cine. En primer lugar, es un espacio sin barreras al que se puede acceder con el carrito de los niños, con la silla de ruedas para personas con movilidad reducida. Incluso quien quiera puede traerse a su mascota para pasar un rato al aire libre. Esa inclusividad se traslada también a la programación, donde se conjugan clásicos con estrenos recientes, películas de autor con blockbusters.

Así ha sido siempre, en sus inicios en el Parque del Retiro y en los últimos 30 veranos en La Bombilla, gracias a la dedicación de Rita y David, que han permitido que este evento haya florecido bajo las noches de la capital. Y para que quienes se acerquen a disfrutar del cine al aire libre no se olviden de esas cuatro décadas de trabajo, justo antes del inicio de cada película, en las pantallas del Fescinal se proyectan algunas de las imágenes que componen ya un clásico de la época estival madrileña.

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