LUXEMBURGO, EL PAíS MáS RICO DE EUROPA DONDE EL TRANSPORTE PúBLICO ES GRATUITO

Luxemburgo acaba de cumplir tres años de transporte público gratuito. Y, según sus habitantes, ha sido un éxito rotundo.

Con múltiples países animando a sus ciudadanos a abandonar el coche para reducir las emisiones de carbono, ¿podría repetirse el éxito de Luxemburgo en toda Europa?

"La calidad del transporte público tiene que cambiar por completo", afirma François Bausch, viceprimer ministro, ministro de Movilidad y Obras Públicas y ministro de Defensa de Luxemburgo.

"No existe una varita mágica. No es un único modo de transporte el que resolverá todos nuestros problemas, sino que debemos ser verdaderamente multimodales, tenemos que mezclarlos."

¿Cómo ha transformado Luxemburgo su red de transportes?

Bausch explica que el país decidió hacer gratuito el transporte público por dos razones: para dar a todo el mundo un acceso justo y para fomentar el debate y la concienciación en torno a una década de cambios en su sistema de movilidad.

En 2013, cuando Bausch tomó posesión de su cargo, los atascos en hora punta eran cotidianos en el centro de Luxemburgo. Ahora ya no los hay, gracias al mayor uso del tranvía y a la reorganización del funcionamiento de sus calles.

El tranvía tiene preferencia de paso y prioridad en los cruces, por lo que nunca sufre atascos. Esto, combinado con el hecho de que es gratuito, anima a más gente a utilizarlo. Bausch lo considera una medida del éxito de la transformación del transporte en Luxemburgo.

Los coches no han desaparecido del todo y Luxemburgo sigue siendo el país con más vehículos por hogar de Europa. Unas 230 000 personas cruzan cada día la frontera de Luxemburgo para ir a trabajar, y el 75 % de estos desplazamientos se hacen en coche.

"No hay que argumentar en contra de algo, sino a favor de algo", afirma Bausch. "Yo no hago política contra el coche, sino a favor de otro sistema de movilidad en el que el coche tenga su lugar".

Barato, fácil y accesible

La gratuidad del transporte público tampoco es necesariamente la solución. Funciona en un país rico como Luxemburgo, pero para otros, el objetivo debe ser que sea barato, fácil de usar y accesible.

Un reciente informe de Greenpeace sobre el transporte público en Europa afirma que reducir los precios es una de las "formas más fáciles y rápidas" de animar a la gente a utilizarlo. Para que funcione, el coste debe ser inferior al de un coche.

Lo cierto es que el transporte público en Luxemburgo no es realmente gratuito para la mayoría de la gente. "Obviamente se paga a través de los impuestos generales y, como las personas que pagan más impuestos no tienen de hecho acceso gratuito al transporte, pagan indirectamente a través de sus impuestos", explica Bausch.

"Pero los que, por ejemplo, no ganan nada o muy poco, son los que no pagan impuestos, o pagan muy pocos impuestos directos. Ellos realmente lo reciben gratis".

En cuanto a la reducción de precios, el informe de Greenpeace destaca otras posibles fuentes de financiación, como el trasvase de dinero de las subvenciones a los combustibles fósiles, los impuestos sobre los billetes de avión o la eliminación del IVA de los billetes.

¿Hay otras formas de fomentar el uso del transporte público?

Otro factor importante para que la gente deje de utilizar el coche es lo fácil que resulta navegar por las redes de transporte.

"Puedes hacer que el transporte público sea gratuito y a partir de ahí puede irse todo al traste muy rápido porque no haya ninguna infraestructura vinculada a él", explica Herald Ruitjers, director de la DG Move, organismo de la Comisión Europea responsable del transporte en la Unión Europea. "Si no hay un billetaje vinculado a él, una combinación entre los distintos servicios, o conectividad entre ellos y tú, entonces no sirve de nada".

Si quieres que la gente cambie sus hábitos, tienes que asegurarte de que la alternativa funciona de verdad
François Bausch
Ministro de movilidad y Obras Públicas de Luxemburgo

Con todo, la transformación de Luxemburgo ha ido mucho más allá del transporte gratuito, recuerda Bausch. En los últimos años, el país ha invertido unos 500 euros anuales por ciudadano en modernizar y ampliar la red ferroviaria, por ejemplo.

"Invertimos cuatro, cinco, seis veces más en la calidad de la red ferroviaria que todos los demás países europeos. Y obviamente, también hemos reformado completamente el sistema de autobusesnacionales con los que contamos".

"Si quieres que la gente cambie sus hábitos, tienes que asegurarte de que la alternativa funciona de verdad", añade.

¿Por qué transporte público en lugar del coche?

Sea gratuito o no, el objetivo principal es que más gente utilice el transporte público. Pero, ¿por qué, si el futuro son los coches eléctricos?

"El transporte público es mucho más eficiente que el transporte individual", explica Ruitjers. "Los coches individuales consumen, por ejemplo, unas siete veces más electricidad. Hablo de coches eléctricos para el futuro frente a, por ejemplo, un tren, un tranvía o un metro".

Según él, esto significa que incluso en el futuro, cuando hayamos descarbonizado totalmente, tendremos que seguir dependiendo del transporte público por su capacidad y eficiencia energética.

"Se trata de encontrar un equilibrio entre lo que necesitamos para tener un planeta habitable y lo que necesitamos para garantizar que sea algo socialmente soportable para todos", concluye Ruitjers.

Vea el vídeo de arriba para saber más sobre cómo Europa puede transformar su transporte público.

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