LA SUBIDA DEL PRECIO DEL ALCOHOL ESCANDALIZA A LOS TURISTAS BRITáNICOS EN MALLORCA

Mallorca cuenta con restaurantes de mucho nivel, produce vinos top y cuenta con especialidades gastronómicas tan irresistibles como la ensaimada o la sobrasada. Pero muchos de los turistas que visitan la isla cada año viajan atraídos, sobre todo, por el sol, la playa y la fiesta. Una oferta de ocio con tres patas que, en el caso de los británicos, también está muy asociado al desfase con bebidas alcohólicas y que este año, según un artículo publicado por The Mirror, está empezando a cambiar.

"No volveremos. Es la última vez que pagamos 10 euros por un gin-tonic o 12 por una copa de vino blanco", asegura una pareja de turistas escoceses que, según detalla la periodista Hollie Bone, no había visitado la isla desde antes de la pandemia de covid.

El tabloide The Mirror sostiene que los turistas británicos en España están "horrorizados por el aumento de los precios del alcohol". Una subida con la que los habituales de Magaluf no contaban y que, según el artículo, en muchos casos puede dar al traste con el presupuesto de sus vacaciones de verano.

Contra el turismo de borrachera

Veronica, otra turista inglesa, de 62 años, lamenta que los bares no solo han subido los precios, sino que ya no son tan generosos con la cantidad de alcohol que sirven en cada copa: "Antes solían llenar tres cuartos de vaso con ginebra y ahora no llegan ni a la mitad. Hay sitios que nos encantan y que ahora son definitivamente más caros". Un claro ejemplo de inflación y de reduflación que, sumado a la escasez de personal (y el consecuente aumento de salarios), está afectando ya al bolsillo de los turistas británicos.

El artículo firmado por Hollie Bone también señala que ahora muchos de los cócteles más populares, como el mojito o el Sex On The Beach, superan los 10 euros. La pinta de cerveza, por su parte, cuesta más de 5. Y las copas de vino han duplicado su precio hasta los 12.

Mallorca, igual que otros populares destinos de costa, lleva tiempo impulsando medidas para frenar el turismo low cost asociado a las borracheras, reforzando la oferta de mayor calidad y promocionando las actividades culturales y gastronómicas que ayudan a alargar la temporada. Una política que se ha notado en el incremento del gasto medio de los extranjeros que visitan las Illes Balears y que también ha llevado a las autoridades locales a endurecer los controles en zonas como Magaluf.

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