TAMA, LA GATA QUE SALVó DE LA QUIEBRA A UNA ESTACIóN DE TRENES DE JAPóN

Japón es, sin duda, uno de los países con más gatos del mundo. Su gusto por estos pequeños animalitos peludos no es nuevo, y en la década de 2010 el país nipón sufrió un nuevo boom gatuno llamado 'nekonomics', un término que hace referencia al efecto de los gatos en la economía japonesa. Puede parecer broma, pero este fenómeno llegó a generar 14.600 millones de dólares en la economía japonesa en el periodo de 2021, cantidad superior a lo gastado en la organización de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio 2020, estimada en 12.528 millones.

De los poderes de los gatos se ha dicho prácticamente de todo: que si absorben malas energías, que si tienen telepatía, que si cuentan con poderes espirituales... Un sinfín de habilidades que, sin embargo, nada se parece a la historia de una de las gatas más icónicas de Japón, Tama, quien salvó de la bancarrota a a una estación de trenes de Japón.

Todo ocurrió en 2004, cuando la estación de tren Kishi, ubicada en la ciudad de Kinokawa, prefectura de Wakayama, estuvo a punto de cerrar debido a los problemas financieros de la línea ferroviaria, y además la estación no tenía personal porque había perdido a su último empleado.

Fue entonces cuando Toshiko Koyama, el administrador informal de la estación en ese momento, adoptó a una gata a la que llamó Tama. Con el paso del tiempo, la gata fue ganando en popularidad entre los ciudadanos, los cuales exigían que continuara abierta. El ascenso de Koyama como jefe de estación le abrió las puertas a Tama, que terminó siendo el 5 de enero de 2007 la jefa de estación, título impuesto por las autoridades ferroviarias.

Con su chaqueta y su sombrero hechos a medida, se sentaba tranquila en el control de billetes, recibiendo y despidiendo a los pasajeros. No tardó en atraer turistas y ganar fama internacional, lo que ayudó a la empresa de tren y a la economía local.

"Pero de verdad hacía su trabajo", afirmó el presidente de Wakayama Electric Railway, Mitsunobu Kojima, que terminó dando las gracias al felino por sus logros, y aseguró que sería incorporada a un santuario de gatos cercano el mes próximo.

Aumento de viajeros con Tama

Con Tama al frente de la estación, el volumen de pasajeros de la línea Kishigawa pasó de menos de 2 millones de pasajeros a 2,1, y en 2013 la línea ya superaba los 2,3 millones de pasajeros. No parecen grandes diferencias, pero hay que tener en cuenta que se trata de una zona de Japón cada vez más despoblada.

En el primer año de Tama como jefa de estación el incremento de pasajeros supuso unos ingresos de 230.000 dólares, que sumados a los 250.000 dólares en ingresos por venta de recuerdos y souvenirs y al gasto turístico regular de 9,5 millones de dólares, supusieron un total de casi 10 millones de dólares, una cifra importante para una línea como ésta.

Con todo esto, el presidente de la compañía estimó que la gata Tama contribuyó con unos 8,9 millones de dólares a la economía local.

Negocio es negocio

Dos años después de que Tama fuera nombrada jefa de estación, se puso en funcionamiento el tren Tamaden, o tren de la gata Tama, que destaca tanto por su diseño (tanto de interiores como de exteriores, como se puede apreciar en las imágenes) e incluso una amplia biblioteca que se puede usar para que el viaje no se te haga tan largo.

Además, en 2010, la estación de Kishi se renovó para poder ofrecer una experiencia gatuna más completa si cabe. Entrando al detalle, el exterior de la estación pretende imitar la cara de un gato, con la entrada que parece la boca, ventanas que imitan los ojos y unas orejas puntiagudas en su techo que terminan de darle a la estación el look de gato.

Había que estirar el chicle lo máximo posible y también se abrieron Tama Shop, una tienda llena de artículos (camisetas, llaveros, libretas, colgantes, lápices, etc.) de recuerdo con las imágenes de Tama y Nitama; y Tama Cafe, la antigua oficina de la estación que llevaba años cerrada y que se remodeló para dar una imagen de aspecto gatuno.

Como a todos los gatos, a Tama también le llegó la hora y murió de fallo cardiaco el 22 de junio de 2015. Durante su funeral sintoísta en la estación donde vivía, la gata fue homenajeada como diosa. Ahora, la estación está gobernada por Nitama (Tama II) y su oficina está abierta todos los días de 10:00 a 16:00 horas, menos los miércoles y jueves, que es cuando ella descansa y no se encuentra en la estación.

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