LOS PISOS TURíSTICOS SE DEFIENDEN: NI SON TANTOS, NI GENERAN INCIVISMO, NI DAñAN LA ECONOMíA

Los dueños de pisos turísticos desmontan los mitos del sector: ni son tantos, ni generan incivismo, ni perjudican la economía. En una mesa redonda celebrada en el Colegio de Economistas de Cataluña, moderada por la consultora Marian Muro, la Federación Catalana de Apartamentos Turísticos (Federatur) ha reivindicado su papel central en la industria turística.

El presidente de Federatur, David Riba, ha puesto en valor el "proceso de regulación llevado a cabo de la mano de la Generalitat para dar de alta todo el parque de viviendas de uso turístico que, hoy por hoy, constituye una de las opciones preferidas de los visitantes". El director de inAtlas, Luis Falcón, ha recordado que "ya no estamos en 2015". "Se han aprobado modificaciones de planes urbanísticos, hay jurisprudencia del Supremo... la ley tiene un alcance y la vivienda turística ya está suficientemente regulada", ha explicado.

Pese a esta mano tendida, Riba no ha escatimado críticas contra el decreto ley aprobado a finales de 2023 por el Govern que deja en manos de los ayuntamientos la supervivencia del sector. La norma aprobada por ERC prevé un tope de 10 pisos turísticos por cada 100 habitantes y la concesión de nuevas licencias temporales por un periodo renovable de cinco años.

Pese a que el PSC condicionó su apoyo al decreto a la flexibilización de su contenido, la convocatoria de elecciones anticipadas en Cataluña ha impedido revisar la norma que entró en vigor en octubre del año pasado. La regulación, eso sí, está pendiente de un pronunciamiento del Tribunal Constitucional tras un recurso presentado por el PP.

Dato contra relato

La patronal ha asegurado que está radicalmente en contra de la actividad de los operadores pirata, pero a la vez ha destacado la participación de los legales en el PIB turístico: una inyección anual de 3.000 millones de euros y la creación de 25.000 puestos de trabajo.

Actualmente, en Cataluña hay algo más de 100.000 licencias de pisos turísticos, aunque realmente tan solo el 50% registran actividad real. "Hay que tener en cuenta que el 80% de los propietarios de estas 100.000 licencias tan solo poseen una vivienda. Además, el 70% de propietarios la tienen como segunda residencia", ha detallado Riba.

A la vista de estas cifras, la liberación de los pisos destinados hoy a fines vacacionales difícilmente mejorará el acceso a la vivienda, tal y como argumenta la Generalitat. Para el economista Gonzalo Bernardos se trata más bien de convertir los apartamentos turísticos en un chivo expiatorio: "Hay que encontrar un malo de la película y el malo de la película en este caso es el turismo. Y es el turismo no solo con las viviendas de uso turístico, sino también con los extranjeros, los estudiantes que vienen aquí... Barcelona parece que deba de ser un pueblo de mala muerte".

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