AQUí SE PISABAN LAS UVAS PARA HACER VINO HACE 2.000 AñOS

La comarca de las Cinco Villas cuenta con bodegas de relieve pero la vid no es su cultivo dominante. Aunque quizá en la Antigüedad sí fue un centro productor y exportador de vino. Una excavación arqueológica en el paraje de La Figuera de Biota ha sacado a la luz el espacio de la pisadera de uva de un lagar. La 'estancia', de 6 metros de largo por 2,75 metros de ancho, está vinculada a dos lacos (depósitos de la bodega donde descansa el mosto). La excavación termina hoy y los científicos aún están analizando todo lo aparecido.

"Ese espacio de pisadera de la uva seguramente servía a dos lacos, uno de los cuales ha podido ser excavado y conserva tanto el orificio que lo une a la pisadera como, en la zona sur, una serie de agujeros para colgar el cestillo que permitía colar las brisas de la uva que caían desde la pisadera -señala Javier Andreu, catedrático de Historia Antigua y director del Diploma en Arqueología de la Universidad de Navarra-. Contiguo al laco se han localizado dos espacios, uno al sur, que seguramente era parte del almacén del mosto, y que contó con un vano que en un momento determinado se cerró y que daba a otro espacio, hacia el oeste, que ampliaría esa capacidad de almacenaje del vino producido".

La excavación es el resultado de un feliz encuentro científico. El etnógrafo aragonés Eugenio Monesma, que lleva años inventariando los lagares rupestres de Aragón, encontró uno de ellos en La Figuera, en el término de Biota, a unos dos kilómetros al este del área monumental de la ciudad romana de Los Bañales. Monesma localizó una estructura rupestre que podría formar parte de un centro de producción de vino. El equipo investigador de Los Bañales ya había constatado allí en 2011 los restos de una villa rústica romana. Así que tocaba hacer una excavación arqueológica para ver qué estructuras salían y dirimir su uso y cronología. Se ha realizado en el marco de un proyecto sobre la sostenibilidad de las ciudades romanas del área vascónica y aquitana, que se dirige desde la Universidad de Navarra con financiación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidad.

La excavación se inició el 15 de abril, ha sido dirigida por la arqueóloga aragonesa Paloma Lorente y un equipo de tres investigadores de la Universidad de Navarra (Gabriel Garza, Javier Larequi y Luka García) y en ella han trabajado voluntarios de Sádaba, Ejea y Biota. La intervención se ha inscrito en la colaboración que desde 2011 presta el Ayuntamiento de Biota al proyecto de Los Bañales, que dirige Javier Andreu.

Y ahora llegan las hipótesis. Las dimensiones de las estructuras halladas en La Figuera son idénticas a las que presenta el laco descubierto el pasado verano en torno al cerro de El Huso y la Rueca, en Los Bañales. Y prácticamente en todas y cada una de las villas rurales romanas localizadas hasta ahora en Sádaba, Layana, Biota y Uncastillo se han encontrado estructuras de este tipo. ¿Demasiado vino para la zona?

"Pensamos que el lagar de La Figuera podía producir unos 4.000 litros al año, unos 1.870 por cada laco -señala Javier Andreu-. Quizá fuera suficiente para abastecer a los habitantes de la villa. Pero el caso es que en las inmediaciones hay una especial abundancia de lagares, así que estamos casi seguros de que buena parte de la producción local se exportaba al exterior". Lo que hoy es trigo y cebada pudieron ser vides entre los siglos I antes de Cristo y III de nuestra era, y constituir una importante fuente de ingresos económicos para la zona, lo que podría explicar su florecimiento en la Antigüedad. En el caso concreto de La Figuera de Biota, el lagar estuvo en uso aún más tiempo, hasta el siglo V.

El equipo de Los Bañales está trabajando además con la hipótesis de que "esta ciudad y, sobre todo la que, inédita, se conserva en Fillera, en Sos del Rey Católico, pudieran actuar de grandes centros de redistribución del vino (se ubican al pie de la vía Caesar Augusta-Beneharnum), añade Andreu. En el marco del proyecto de la Universidad de Navarra, se tiene previsto realizar una serie de sondeos en Fillera para resolver si algunas estructuras localizadas por investigadores alemanes de Hamburgo y Trier por prospecciones geomagnéticas podrían ser un gran almacén de vino para su comercio. "En Los Bañales, de hecho, en estos últimos años se han localizado hasta siete instalaciones de transformación de la vid", subraya Andreu. El equipo científico presentará los resultados de estos trabajos en el congreso de la Asociación Europea de Arqueólogos que tendrá lugar en Roma a finales de agosto de este año.

Los trabajos han constituido la fase previa de la XVI campaña de excavaciones en Los Bañales que, a partir de este jueves, se extenderá en el barrio norte de la ciudad romana. En los últimos años, el enclave se está consolidando como el mejor ejemplo de urbanismo romano de Aragón.

Los trabajos continuarán centrados este año en el barrio norte de la ciudad, donde se trabaja desde 2018 porque es el único espacio del área monumental donde el equipo puede excavar. El yacimiento sigue siendo de propiedad privada y en esa zona se cuenta con autorización de su propietario, Miguel Olóriz, para poder investigar. Pero la otra familia propietaria de la parcela principal del área monumental no permite el acceso a la investigación desde hace años. El yacimiento es Bien de Interés Cultural y cada campaña de investigación hace más evidente que precisa pasar a ser de titularidad pública.

Los trabajos en la ciudad romana se extenderán hasta el 28 de julio, en que tendrá lugar la tradicional jornada de puertas abiertas a la que cada año asiste un millar de personas (el yacimiento recibe más de 4.000 visitas anuales). El objetivo principal de la misma será excavar una cloaca sobre la que los romanos colocaron uno de los dos decúmanos localizados. Del sedimento del colector se tomarán muestras para análisis de polen para su análisis, lo que permitirá tener datos de la vegetación de la zona en la antigüedad. La excavación cuenta con una aportación de 25.000 euros de la Comarca de Cinco Villas. Completan la financiación los Ayuntamientos de Biota, Layana, Sádaba y Uncastillo. Este último ha reducido su aportación a la mitad, lo que ha obligado a reducir sensiblemente el número de estudiantes becados para la excavación. Está confirmada la presencia de estudiantes de España, Japón, China, Reino Unido, Chile, Argentina y Colombia.

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